Domingo Lariz Altuna ( 1625- 1695) fue el fundador de Casa Lariz. Su padre había
migrado de Durango a Elorrio en los años veinte del siglo XVII y, casado con la
elorriana Catalina Altuna, habían tenido cuatro hijos: Domingo, Catalina, Ana y María
Magdalena.
El primogénito, Domingo, logró en el espacio de una generación situar a los suyos en
una posición económica y social elevada, gracias al comercio del hierro manufacturado
que, a través del puente comercial que se estableció entre la pequeña villa de Elorrio
– cercana entonces a los quinientos habitantes – y la vigorosa y pujante Sevilla, abrió
las puertas de América. Domingo Lariz no fue un indiano, ni trabajó en suelo
americano. Operó desde Elorrio y Sevilla y alcanzó su fortuna con las Compañías que
fundó para hacer la carrera de Indias con productos férreos principalmente.
La decisión de construir Casa Lariz se hizo operativa en torno a 1664 o 1665. Domingo
Lariz era entonces un hombre soltero que tardaría nueve años en casarse en Elorrio con
Josefa Monasterioeguren. Casa Lariz se terminó de construir en 1667, en el incipiente
arrabal extramuros de Ganondo, cuando ya estaban levantadas en Elorrrio un buen
número de las casas-palacio de otros comerciantes elorrianos. Fueron sus arquitectos
Juan Bautista de Aldariaga y Martín de Garaizabal, tracistas y maestros canteros de
Elorrio, que levantaron Casa Lariz como un edificio semiurbano, al borde de un camino
de salida de la villa. El estilo del edificio es el del periodo conocido como barroco
severo, característico del clasicismo inercial de la villa de Elorrio de la segunda mitad
del siglo XVII. Es un magnífico y austero edificio señorial, con una fachada elegante,
sobria y limpia de ornamentación, de sillería arenisca bien labrada y escuadrada, y un
hermoso escudo esquinero de piedra con las armas del linaje de los Lariz-Bengolea.
Domingo Lariz se sintió enfermo en 1693 y dos años más tarde murió en su casa del
arrabal de Ganondo. Josefa Monasterioeguren, su mujer, falleció ocho años más tarde,
el 28 de enero de 1703. No tuvieron hijos. En los primeros catorce años posteriores a la
muerte de Josefa Monasterioeguren, el mayorazgo conservó bien visible el nombre de
Lariz, pero en adelante se desplazó a un lugar secundario: desde 1717 hasta el último
tercio del siglo XIX unos cuantos linajes – Olabezar, Galarza, Otalora, Isasi, Arana–
heredaron el mayorazgo de Lariz.
Antonio María de Murua y Gaytán de Ayala, primer marqués de Murua ( 1821-1888)
compró Casa Lariz en 1873. A su muerte, pasó a manos de su cuarto hijo, Antonio
María de Murua y Rodríguez de Paterna ( 1869- 1931), al que en 1908 el Papa san Pío
X le otorgó el nombramiento pontificio de conde de Lariz. Antonio María de Murua se
casó a los cuarenta y cuatro años con Trinidad de la Quintana y Salcedo ( 1871-1958).
No tuvieron hijos.
Los condes de Lariz veraneaban en Elorrio. Allí, entre 1926 y 1930 hicieron reformas
de entidad en Casa Lariz, levantaron las construcciones existentes en el jardín,
construyeron el estanque y ampliaron la zona verde hasta completar 9.500 metros
cuadrados, de acuerdo con el proyecto del arquitecto paisajista donostiarra Antonio de
la Peña. El jardín ampliado fue plantado por un equipo de jardineros dirigido por el
elorriano Pablo Fernández de Arroiabe, parte de la saga de jardineros de la misma
familia que a lo largo de seis generaciones han cuidado el mantenimiento de la casa y su
jardín.
A la muerte de la condesa viuda de Lariz en 1958 la Casa fue heredada por tres sobrinos
carnales del Conde Lariz, los tres hijos de su hermano Pedro María de Murua y
Rodríguez de Paterna ( 1886-1906): Antonio María, María Concepción e Ignacia de
Murua y López de Samaniego.
Un hijo de Ignacia de Murua, Manuel de Sancristóval y Murua –nacido en Zaragoza en
1930, militar de caballería como su padre– era numerario del Opus Dei desde 1951 y en
1958 fue ordenado sacerdote. Manuel de Sancristóval manifestó a su madre y a sus tíos,
en torno a finales de 1963, el interés existente en adquirir Casa Lariz para actividades
formativas del Opus Dei. Se pidió entonces una tasación –profesional e independiente–
de la Casa sin muebles. En 1964 una sociedad inmobiliaria –la Fundación Promotora de
Iniciativas Sociales – adquirió la propiedad de Casa Lariz y el Opus Dei asumió la
responsabilidad de orientar espiritualmente las actividades que se organizaran:
reuniones, encuentros, coloquios y convivencias culturales y espirituales. A partir de ese
año, Casa Lariz experimentó importantes reformas interiores para ajustarla a las nuevas
necesidades, se redecoró toda la Casa y se renovó el jardín, manteniendo la orientación
y la plantación de 1928.
En Casa Lariz han trabajado y vivido varios santos. San Valentín de Berrio-Otxoa
( 1827-1861), elorriano, segundo patrón de Vizcaya, trabajó en la casa como carpintero.
Entre los años 1927 y 1939, el obispo de Málaga y Palencia, san Manuel González
( 1877-1940) vivió temporadas de verano. Y en 1964, 1967 y 1968, san Josemaría
Escrivá de Balaguer ( 1902- 1975), fundador del Opus Dei, estuvo algunas semanas en
Casa Lariz, acompañado por los que serían sus dos sucesores al frente del Opus Dei, el
beato Álvaro del Portillo (1914-1994) y D. Javier Echevarría ( 1932– 2016).